Décimo día: Efecto diente de león/ Marcos Pla



Este día aunque no lo parezca es muy importante en el campa, porque aunque los linces marchan practicamente después del desayuno (¡Cómo vais a echar de menos la comida de Alvarella, eh?!), es un día en el que después de todo lo que la manada educativa hemos intentado sembrar, toca despedirse, pero con una despedida confiada en que ahora serán nuestros linces, los que siembren, los que como las semillas del diente de león, sean los que se dispersen, y cuenten, impregnen, germinen, allá donde vivan, el mensaje de amor a la Naturaleza, de urgencia de su protección, de necesidad de equilibrio entre el hombre y la tierra que hemos intentado vivir durante el Campamento.

El título de este día es todo un homenaje al acertadísimo logo de la Fundación.

Este día 10, nos levantamos un poco antes para recoger toda la habitación y no dejarnos nada. Cuidar nuestras pertenencias, nuestros materiales, también es cuidar el Planeta que tanto le ha costado darnos las materias primas para producirlos. Tras el desayuno llegaron las primeras despedidas de los que marcharon en bus. Poco más tarde, fueron llegando los papis que recogieron a los linces en Alvarella y pudimos charlar un agradable rato.



Finalmente, Raquel y yo, nos quedamos a solas en Alvarella, con el excelente recuerdo de esta travesía maravillosa, aún en la retina... pero como cuentan que pasa con las fallas en mi tierra, cuando se están quemando las del año presente, ya están pensando e ideando las del año siguiente. Así nos pasó a nosotr@s.



Mientras íbamos recogiendo el material, íbamos pensando en dos o tres visitas que queríamos hacer antes de la vuelta, para ir preparando el terreno para posibles regresos por aquella zona, y ciertamente fueron también aventuras dignas de todos los días que habíamos vivido, pero eso... ¡Eso será otro post!
Os esperamos mañana con el postcampa+1 ¡No os lo perdáis!

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