Quinto día: El lobo / Marcos Pla



Este fue para nosotr@s uno de los días más especiales, mágicos e históricos de este campa.
La 'manada educativa', es decir el equipo de monis, habíamos estado esperando este día con ansia, con nervios y muchísima ilusión. Había muchos motivos para convertir este 5ª jornada, en esa etapa tan mágica de nuestra aventura, que luego fue.

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Por un lado, por fin teníamos con nosotr@s, a la hija de Félix y directora de su Fundación, Odile Rodríguez de la Fuente. No se trataba solo de contar con su mera presencia, que ya hubiera sido muy especial, sino de que como ya sabíamos, por su forma de hacer y estar, Odile iba a llenar el día con su carisma.



Por otro lado, recibíamos a la gente de Corax que tan amablemente se habían ofrecido a traernos lobos y alguna otra especie de la fauna ibérica, para deleite y aprendizaje del grupo. La estrechez de miras y un poco de incoherencia de la administración, en mi humilde opinión, nos impidió contar con los míticos lobos este día tan especial con nosotr@s. La ley obliga a Corax a avisar con 3 meses de antelación del traslado de los lobos. En un programa tan vivo como el nuestro, es muy difícil prever con esa antelación. Por otro lado, nos parece bien esa exigencia para que estos animales en cautividad estén lo mejor posible, pero nos parece que tal vez no existe el mismo cuidado con el conjunto de la población de lobos que vive en libertad y con sus hábitat.

En todo caso, tuvimos la inmensa suerte de poder contar con dos especies emblemáticas de nuestra fauna, como fueron el Buho real y el Cuervo.



También ese día, se cumplía el ecuador de esta experiencia tan importante para nostr@s, como era poder llevar a cabo el primer Campamento Félix Rodríguez de la Fuente.
Además, todo esto había generado bastante expectación en el equipo de Alvarella y en algunos medios de comunicación.

Así que todo confluía para que fuera una jornada grande, el día de las 'fiestas mayores de nuestro pequeño pueblo'.



A las 7 de la mañana comenzó el día, cuando fui a recoger a Odile al aeropuerto de A Coruña. Allí ya de buena mañana, Odile ya hacía gala de su sonrisa. Por el camino le fui informando de todo lo que habíamos vivido hasta entonces con los linces y como se presentaba el día. Al llegar conoció las instalaciones de Alvarella, y pudo despertar con nosotr@s a los linces.

Tras el desayuno, llegó uno de los tantos momentos especiales del día, poder disfrutar de un capítulo tan memorable y mítico como el del lobo, de la serie ibérica de 'El hombre y la tierra' con Odile, la hija de Félix, que además nos fue comentando diferentes sensaciones y experiencias suyas respecto a este documento.

Cuando acabó el vídeo, hicimos una pequeña puesta en común, en la que Odile por un lado nos habló del pacto paleolítico que hicimos con los lobos, del que hablaba su padre. Por mi parte, yo reflexioné con el grupo, que quizá el equilibrio entre el hombre y el lobo sea resumen, símbolo, síntoma, del resto de aspectos en los que tenemos que llegar a estar en armonía con nuestro Planeta. Quizá hasta que no logremos vivir en armonía el hombre y el lobo, no consigamos estar en armonía el hombre y la tierra.
Más tarde presentamos a la gente de Corax, que de forma gratuita nos había traído sus animales. Uno de los momento más especiales del día, y realmente curioso para mí, que amante de la obra de Félix, por mi edad, 29 años, no soy coetaneo de su época vital, llegó cuando Segundo, el director de Corax, pudo conversar más tranquilamente con Odile, a la que le expresó el agradecimiento por el trabajo de su padre, que tanto lo había marcado a él, llegándose a dedicar incluso, dejando otras opciones vitales, al trabajo con animales. Lo hizo de una forma, que a mi me pareció absolutamente sincera, humilde y emocionada.

Otro tanto pasó al final de la mañana con Jorge, el coordinador de actividades de Alvarella, cuando regalándole un libro de la fauna de la zona, le agradeció de nuevo a Odile la labor de su padre, que le influenció a él de tal manera, que le ayudó a estudiar biología y dedicarse hoy treinta años después a la educación ambiental.

Odile recibió estas muestras de afecto con todo el cariño y toda la humildad. De verdad que estos gestos de reconocimiento que deben ser totalemente habituales para Odile, son realmente curiosos para nosotr@s, pertenecientes a otra generación y nos ayudan a entender la enorme importancia, el enorme impacto, que tuvo Félix, su mensaje y su obra en su momento.



Pero volvamos a nuestros linces que los hemos dejado en la verde campa de hierba de Alvarella esperando al rey de la noche, y al rey de los córvidos. Cuando la gente de Corax nos los acercó, la fascinación se apoderó de nosotr@s. Pues por unos momentos pudimos tener cerca a dos de las especies más fascinantes de cuantas contamos en nuestro país. Nos fijamos en su plumaje, en su pico, en sus patas, en sus colores, en su actitud, repasamos sus costumbres, su alimentación... pues de verdad, ¡Se trataba de un momento educativo único!



Al acabar este rato, nos dirigimos a Pontedeume a comer, por una ruta preciosa, escoltados por castaños y robles. De camino descubrimos algunos secretos más de la naturaleza que nos rodeaba.



Ya en Pontedeume, admiramos la auténtica catedral natural que es el Tejo centenario, que se encuentra en el paseo de la ría. Pudimos subir a él, por una estructura que le colocaron, y sobre todo disfrutamos y nos recargamos abrazando a este compañero de planeta tan longevo y singular.



Comimos en la playa de Cabanas, bajo otro ejemplar enorme de pino, y después llegó uno de nuestros momentos más esperados y especiales, nuestra rato de encuentro con Odile. Fue muy, muy especial para nosotr@s, pues pudimos preguntarle a Odile, la hija de Félix y directora de la Fundación, cuanto quisimos. Ella nos contestó con pasión, con sabiduría, con cariño...











Quisimos regalarle como muestra de agradecimiento, dos detalles humildes, pero de suma importancia para nosotr@s: la pulsera de tela del campa, con el lema que estábamos intentando vivir y aprender durante estos días: 'Viviendo en armonía con la naturaleza' y el pasaporte, en el que cada noche estampábamos un símbolo que representaba lo que habíamos aprendido ese día.



Tras una memorable foto de grupo, la acerqué de nuevo al aeropuerto de A Coruña, pues ella tenía que seguir con los compromisos que capitanear la Fundación que recuerda y matiene vivo el legado de su padre, acarrea. Los linces mientras, se dieron un merecido chapuzón en el Atlántico.



A mi vuelta, descubrimos Pontedeume, su historia, sus momumentos con un divertido juego de pistas llamado 'Aventura en Pontedeume'. Al acabar reenprendimos el regreso a Alvarella.
Cenamos, y lluvia mediante, tuvimos una velada tranquila en la que vimos 'Océanos'. Pero las emociones y el cansancio del día, nos hizo quedarnos dormidos antes del final. E hicimos bien, pues aún nos quedaban grandes y míticas aventuras por vivir...

No muy lejos de allí, en el corazón de las Fragas del Eume, seguramente aullaban los lobos, felices de saber, que una nueva generación de linces se estaba formando alegre, fuerte y convencida, de la irrenunciable tarea de protegerlos a ellos, su hábitat y todo lo que nos rodea. Conscientes de la relación íntima, real y vital entre 'El hombre y la tierra'...

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